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jueves, 30 de agosto de 2012

Maestra ROSA MARÍA TORRES - "Aprendizaje en el siglo 21 - FALTA LA NATURALEZA "



Rosa María Torres

FUENTE DE CONSULTA: --- BLOG OTRA EDUCACIÓN --- de la Maestra ROSA MARÍA TORRES. Quito, Ecuador - Pedagoga, lingüista, periodista educativa, activista social. Investigadora y asesora internacional en temas de educación, cultura escrita y aprendizaje a lo largo de la vida. Ex-Ministra de Educación y Culturas. Coordinadora del Pronunciamiento Latinoamericano por una Educación para Todos.

COMENTARIO: Visitar el Blog OTRA EDUCACIÓN es encontrar análisis importantes de temas educativos así como las propuestas de mejora para nuestro tiempo. En esta fecha, encontré el presente trabajo que me parece muy interesante, propio para la reflexión y el debate. Presento el trabajo íntegro agradeciendo a la Maestra Rosa María Torres su preocupación por el mejoramiento educativo en Latinoamérica y por compartir sus conceptos con el mundo:

EL TEXTO ÍNTEGRO DICE:

¿Aprendizaje en el siglo 21? ¡FALTA LA NATURALEZA!

 
 "Existen oportunidades para el aprendizaje en todo momento y lugar, mucho más allá de la escuela como espacio educativo exclusivo. Los medios de comunicación, los dispositivos móviles, la conectividad, las redes sociales y de colaboración ofrecen oportunidades para el aprendizaje continuo". Aprender en el siglo XXI, Eugenio Severín, BID.

¡Falta la naturaleza! En los modernos listados de lugares y medios que recuperan la ubicuidad del aprendizaje y que confluyen en el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida, nuevo paradigma para la educación y el aprendizaje en el mundo.


¡Falta la naturaleza! En las políticas y reformas educativas, entendidas limitadamente como escolares, proclives al encierro, los espacios reducidos, la infraestructura, los equipamientos, las evaluaciones y las pruebas, los deberes en casa, el papel y las pantallas.

¡Falta la naturaleza! En el sistema escolar tradicional, desde la base y hasta la cima de la educación superior, que asocia enseñanza y aprendizaje con puertas adentro, paredes, mesas, asientos, artefactos, timbres, enchufes, candados.


¡Falta la naturaleza! En la preparación de docentes y directivos, antes y durante el ejercicio de su tarea, no solo como contenido sino como espacio de esparcimiento, aprendizaje y desarrollo personal.

¡Falta la naturaleza! En el mundo académico: en la investigación, en la formación, en seminarios y paneles, en criterios acerca de lo que es el "buen aprender", el "buen enseñar", el "buen saber" y el "buen desempeño" profesional.


"Aprendizaje en el siglo 21" no es solo TIC, internet y conectividad. La "brecha digital", reflejo de muchas otras brechas, viene a agregarse a viejas brechas en las oportunidades de aprendizaje de niños, jóvenes y adultos en todo el mundo. El abandono del campo y la "brecha urbano/rural" - con todas sus manifestaciones y secuelas - persiste e incluso se profundiza en muchos lugares, a la par que la expansión de las ciudades y de sus problemas.


El llamado "síndrome de abstinencia tecnológica" ocupa la atención y se extiende de manera preocupante entre la minoría conectada, con banda ancha y smart phones. Pero un síndrome mayor y más serio, el "síndrome de déficit de naturaleza", afecta a millones de niños y jóvenes de todas las condiciones sociales, en todo el mundo, y sobre todo en las ciudades, limitando su desarrollo, sus aprendizajes, sus horizontes, su comprensión del mundo. Niños que no han visto el mar, la montaña, el río, el bosque, un atardecer, una noche estrellada. Niños urbanos que no saben lo que es arar la tierra, sembrar, cosechar, ver crecer un tomate, ordeñar una vaca. Niños alienados que creen que la comida viene en latas, el agua en botellas, los vegetales en bolsas plásticas, la carne en envoltorios congelados.


El sedentarismo es ya epidemia mundial entre personas de todas las edades y crecientemente entre los niños, estacionados frente a pizarras, televisores, móviles, videojuegos, pantallas de todo tipo. La obsesidad, hija del sendentarismo y la mala alimentación, adquiere también ya proporciones de epidemia mundial y avanza a ritmo acelerado entre la población infantil.

Precisamente, las encrucijadas del nuevo siglo y del nuevo milenio alertan que es tiempo de romper con el encierro. Tiempo de abrir puertas y ventanas de la casa, de la escuela, del barrio, de la comunidad. Tiempo de salir, de caminar, correr, saltar, pasear, jugar al aire libre, redescubrir el parque, el huerto, el columpio, la pelota, la bicicleta, el árbol para trepar. Tiempo de volver a la naturaleza y de hacer efectivo el derecho de niños y niñas a conocerla, disfrutarla, cuidarla y aprender de ella.
Ningún niño sin escuela y ningún niño sin contacto con la naturaleza.

Una planta por niño. Una mascota por niño.

Derecho al aprendizaje al aire libre.

La naturaleza, fuente inagotable de riqueza y de aprendizaje.

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